Dormir es una actividad que nos reporta salud y bienestar. Hablar de alteraciones del sueño es hablar de diversas entidades: insomnio , hipersomnia, parasomnias (pesadillas, terrores nocturnos…), entre otros.
El insomnio se define como la presencia de forma persistente de dificultad para la conciliación o el mantenimiento del sueño, despertar precoz, o un sueño poco reparador, a pesar de disponer de condiciones adecuadas para el sueño.
El insomnio es una de las causas que puede contribuir a disminuir la calidad de vida; por ello es importante detectarlo y tratarlo.
El sueño es una necesidad básica que tiene como función fundamental la restauración fisiológica y la reestructuración y programación cognitiva. Los estudios publicados muestran una alta prevalencia del problema en pacientes con cáncer.
En los pacientes con linfoma o mieloma el insomnio puede aparecer por el estrés que producen las pruebas diagnósticas y los tratamientos, por las condiciones del sistema sanitario (falta de intimidad, ruidos, interrupciones para aplicar tratamientos…), por los efectos secundarios de la medicación (corticoides, narcóticos…), por trastornos de ansiedad o depresión y por dolor, fundamentalmente. En las personas que ya antes padecían de insomnio, éste frecuentemente empeora con el nuevo diagnóstico.
Los trastornos del sueño tienen una considerable repercusión por producir cambios de estado de ánimo, fatiga, irritabilidad, disminución de calidad de vida, reducción de la productividad y la calidad del trabajo, aumento del absentismo laboral y también aumento de utilización de los recursos sanitarios.
Para evitar el insomnio es recomendable no consumir alcohol ni sustancias que contengan cafeína (café, refrescos de cola) o excitantes (té, chocolate), o fumar desde unas horas antes de ir a la cama (recordar que el tabaco es una sustancia muy perjudicial para la salud de todas las personas, pero aún más si cabe para los que padecen otras enfermedades; debería dejar de fumar). Es bueno no comer ni beber en exceso antes de dormir, pero tampoco debe acostarse con hambre o sed. Debe preparar la habitación de forma confortable, sin calor ni frío, con oscuridad adecuada, sin ruidos. Use ropa cómoda. Intente no dormir durante el día. A veces tomar un vaso de leche antes de dormir puede ser beneficioso. Y sobretodo no intente resolver sus problemas a la hora de acostarse.
El tratamiento del insomnio incluye terapias farmacológicas y psicológicas. Las terapias farmacológicas deben ser pautadas por su médico ó psiquiatra. Los tratamientos psicológicos incluyen técnicas de relajación, meditación, imaginación, musicoterapia y biofeedback, entre otras.
Cuidar a los familiares enfermos produce muy frecuentemente alteraciones del patrón del sueño que también pueden provocar sobrecarga del cuidador.
En caso de utilizar productos de herboristería comuníqueselo a su médico, con lo cual podrá evitar interacciones no beneficiosas con los medicamentos que toma.
Bibliografía
García-Nieto A. La astenia y los trastornos del sueño en los afectados por cáncer. V Congreso AEAL y I Congreso GEPAC. Madrid 2010.
Garcia-Nieto A. Aspectos psicosociales y familiares del paciente con cáncer hematológico. Por un tratamiento integral. En: Fernandez Jurado A. Paciente hematológico y calidad de vida. 1ª ed. Madrid: You & You. 2011. p111-122.