El linfoma secundario se define como la afectación del SNC, no evidenciada al inicio del tratamiento de un linfoma sistémico. Es por tanto una forma extranodal de linfoma no Hodgkin que se origina en el cerebro, ojos o leptomeninges en el momento de la progresión o recaída.

Existe mayor riesgo de afectación del SNC en el momento de la recaída en los linfomas con IPI elevado (edad, ECOG, LDH, estadio, localización extranodal) así como de los localizados en órbita, médula ósea, testículo, hueso, mamas y área ORL. La incidencia es más alta en los linfomas más agresivos. Por tipos histológicos es: linfoma de Hodgkin (0.6%), linfoma indolente (3%), linfoma del manto (22%), linfoma difuso de células B grandes (5%), linfoma mediastínico (19%), linfoma de células T (5%), linfoma angiocéntrico (21%), linfoma Burkitt (19-33%), linfoma linfoblástico (23%). El intervalo entre el diagnóstico y la recurrencia suele ser entre los 3-6 meses (entre 0-44 meses). La recaída puede producirse simultáneamente a nivel sistémico y en SNC (20%), en SNC seguida de progresión sistémica (30%) y en forma aislada en SNC (5%). La supervivencia mediana es de 4-5 meses y sólo un 25% viven más e un año.

Los datos clínicos más frecuentes son cefalea, parálisis de pares craneales, compresión medular, alteración del estado mental.

El diagnóstico se basa en los síntomas y el hallazgo de células linfomatosas en el Líquido Cefalorraquídeo (LCR) y/o lesiones en el parénquima cerebral mediante TAC y/o RMN. También se pueden realizar determinaciones de inmunofenotipaje. De los análisis realizados se deduce que en los linfomas de bajo grado el riesgo de infiltración del SNC es bajo (excepto cuando se transforman) y por lo tanto no está indicada la profilaxis. Los Linfomas linfoblásticos y Linfoma Burkitt tienen una alta incidencia y deben recibir profilaxis con metotrexato intratecal y metotrexato a altas dosis o radioterapia craneal. Para los otros linfomas (linfoma de células grandes, etc) no hay uniformidad de criterios.

En cuanto al tratamiento, los resultados que hay comunicados en todas las series son malos. En una serie de 113 pacientes con recaída aislada en parénquima cerebral, la mediana de tiempo hasta la progresión y supervivencia (desde la recaída) fueron de 1 y 1.6 años respectivamente. En este mismo estudio, el tratamiento con metotrexato sistémico y la edad menor de 60 años comportaron mejor pronóstico en cuanto a supervivencia. El tratamiento con radioterapia no parece tener impacto sobre la supervivencia y probablemente deba reservarse para pacientes que no toleran o no responden a la quimioterapia.

En pacientes seleccionados (edad, respuesta a radioterapia-quimioterapia…) hay algunos resultados comunicados que parecen mejores (hasta el 80% libre de progresión al año) después de realizar quimioterapia a altas dosis con trasplante de progenitores hemopoyéticos utilizando acondicionamiento con busulfán, ciclofosfamida y tiotepa.

El papel de nuevos fármacos (citarabina liposomial, rituximab) en administración intratecal está por dilucidar.

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